Profecía para la Iglesia

Un pequeño grupo de personas se levantará y seguirá al Señor verdaderamente, como nadie lo ha seguido durante generaciones; y entonces veremos un Poder como el que tenía la Iglesia primitiva. Todos los que nazcan de Dios liberarán un Poder como nunca has experimentado, ni visto con tus ojos. Digo esto con confianza, para animar a todos aquellos a los que el Señor está llamando a Su Gloria hoy. 

Lo que digo lo he visto con mis propios ojos y lo he experimentado de antemano en sueños y visiones divinas. Apartémonos para vivirlo, hermanos, porque todo lo que vemos hoy no es de Dios, todo es falso. Te hablo de tal Poder, que la gente caerá al suelo y esconderá sus rostros cuando profeticemos sobre sus vidas. Estoy hablando de tal Poder, que ni siquiera seremos capaces de controlarlo cuando el Señor nos agarre para derramarlo, porque seremos completamente impulsados por el Espíritu de Dios (como el viento) y no seremos nosotros los que lo hagamos, sino que será más fuerte que nosotros. 

También experimenté el verdadero hablar en lenguas en un sueño, y nadie ha hablado todavía de esta manera en esta generación. No salió de mí, sino que fue mucho más fuerte que yo; te digo con confianza que nadie habla todavía este idioma; y cuando lo experimenté, emanó de mí tal fuerza que no puedo describírtela. He experimentado el Poder que tenían Jesús y los primeros discípulos; y la Doctrina que os predico es la única que puede llevarnos a esa Gloria. Es el único Camino; y comienza dejando todo lo de este mundo y apartándose en la presencia de Dios, permaneciendo a sus pies (santificación). 

Salid de la mezcla y haced como yo, abandonando todas las cosas y santificándoos en la presencia de Dios, para que caminemos juntos en la gloria, y la derramemos en este mundo. Si obedeces al Señor, te bendecirá y todo será más fácil. No te preocupes por nada, sino confía en Dios, porque él cuidará de ti; no temas a nadie, porque nada puede sucedernos sin el permiso de nuestro Señor, y hasta los cabellos de nuestra cabeza están todos contados. Ha llegado el momento de que nosotros (la Iglesia) subamos a la montaña de la santidad de Dios y lleguemos a la cima, porque el Señor nos espera en la cima para revestirnos de su Poder.

(Te invito a leer las enseñanzas y exhortaciones, ya que muchas de ellas tienen una relación directa con esta profecía)
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