Sé que es difícil para los hombres creer en el Evangelio, especialmente en nuestra generación, un Evangelio que nos anuncia que Dios ha sido despojado de su Gloria y se humilló para venir en carne y salvar a los hombres dando su vida en la cruz en para tomar sobre sí mismo la condenación que debía caer sobre el hombre a causa del pecado. Un Evangelio que predica que Dios quiso reconciliarse con el hombre y que para ello tuvo que humillarse ante su creación (sus criaturas) siendo rechazado y clavado en la cruz por ella. Un evangelio que dice que al hacer lo que ha hecho, da a todos los seres humanos los medios para convertirse en hijos de Dios a través de la fe y la santificación.
Pero, ¿cuántos realmente creen que es posible? ¿Que Dios puede hacer esto en nosotros? ¿Para devolvernos la imagen que habíamos perdido debido a la transgresión de Adán y Eva? ¿Quién podrá entrar al paraíso sin esta imagen? Nadie podrá entrar en el Lugar Santísimo sin haber sido hecho justo y santo, perfecto en la caridad, porque nada contaminado puede entrar en él.
El hecho de no pecar con nuestra carne no es suficiente, si pensamos que es suficiente rápidamente retrocederemos. Dios debe lavar nuestros corazones con su Espíritu, con su Amor, hasta que seamos llenos de toda la plenitud de Dios:
"Por esto doblo mis rodillas ante el Padre, el Señor de todos nosotros, Jesucristo, de quien toda la familia en el cielo y en la tierra deriva su nombre, para que según las riquezas de su gloria os conceda ser fortalecidos poderosamente. por su Espíritu en el hombre interior, para que Cristo more en vuestros corazones por la fe. Para que, arraigados y fundados en la caridad, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la profundidad, la altura y la para conocer el amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Ahora, al que por el poder que obra en nosotros eficazmente, puede hacer infinitamente más de todo lo que pedimos y pensamos, a él sea gloria en la Iglesia, en Jesucristo, por todas las generaciones, de época en época. ¡Amén! (Efesios 3: 14-21)
No limitemos el Poder de Dios pensando que Él no puede hacernos perfectos y llenarnos con la plenitud de su Amor (caridad), porque como dice Pablo en este pasaje, él puede hacer el bien en nosotros al mismo tiempo. -más allá de lo que pedimos e incluso de lo que pensamos.
No duden, amigos míos, no duden de la bondad y el poder de Dios, perseveren en la santificación y tengan cuidado de no dejar que la duda se produzca en nosotros, porque es a través de muchas tribulaciones que necesitamos entrar en el Reino de Dios y que no sea así. conviértase en una ocasión para que caigamos, una ocasión para dudar de la Verdad. Seamos valientes, Cristo ha conquistado el mundo y nos está dando la oportunidad de hacer lo mismo.
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