Es bueno denunciar el pecado, pero lo más importante es dar la solución para salir de él, y eso es lo que hará Pablo después de denunciar el pecado. En los capítulos 6, 7 y 8 de la carta a los Romanos, Pablo denunciará el pecado, nos explicará cómo actúan la ley del Espíritu y la ley del pecado, para finalmente darnos la solución como expliqué en la enseñanza que se titula : "¿Cómo andar en el Espíritu?"
En Romanos 7, Pablo nos enseña que el pecado nos engaña por medio del mandamiento. Y de hecho, el diablo nos engaña para nuestra destrucción, acusándonos en nuestras mentes y ante Dios constantemente por nuestros pecados. Debido a que el mandamiento de Dios que es su Ley en ti, que recibiste por fe, condena el pecado, entonces el Enemigo usa esta misma Ley para acusarnos constantemente en nuestra mente sin darnos nunca una solución para salir del pecado. Pero, por otro lado, para aquellos que creen y quieren seguir al Señor, está escrito en el capítulo 8 que tenemos un abogado ante el Padre que intercede por nosotros porque tiene una solución para nosotros. ¡Aleluya!
"Yo mismo, habiendo sido una vez desafiante, viví, pero cuando vino el mandamiento, el pecado volvió a vivir y yo morí. De modo que se descubrió que el mandamiento que lleva a la vida conduce a la muerte. El pecado, aprovechando la oportunidad, me engañó por medios" del mandamiento, y me mató por sus medios. " (Romanos 7: 9-11)
El verdadero problema es que, mientras pensamos en la lujuria, la excitamos, y el diablo está usando la Ley de Dios para hacernos pensar en la lujuria. Si sigues pensando en el hecho de que no debes fumar (por ejemplo) y te concentras en ello, despiertas la lujuria y no te librarás. Pero si dejas que el abogado haga su papel (y él lo hace porque tiene una solución para sacarnos de ahí), y centras tu pensamiento en cosas del Reino de Dios, sin dejarte acusar por el Enemigo de nuestro almas, entonces Dios los librará.
El propósito del Enemigo es evitar que andemos en el Espíritu y permanezcamos carnales, y al usar la Ley de Dios que está en nosotros, destruye la paciencia y la Bondad de Dios, condenándonos en el espíritu, para hacernos sentir culpables y que por falta de conocimiento andemos según la carne para llegar a nuestra destrucción. Hay etapas en andar en el Espíritu, antes de la conversión pecas y amas lo que haces la mayor parte del tiempo; cuando la Ley de Cristo entra en ti, pecas y no te gusta lo que haces, porque descubres que hay dos leyes dentro de ti, la Ley de Cristo (en tu mente) y la ley del pecado (en tu carne) . Si comienzas a caminar en el Espíritu, puedes seguir pecando pero ya no pensarás más en eso (estoy hablando de la lujuria de la carne), y a fuerza de perseverancia en caminar en el Espíritu, y muy rápidamente. , encontrarás liberación.
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