¿Cómo debemos vestirnos en Cristo?

En cuanto a la forma de vestir. Si no tiene el Espíritu Santo, intente recibirlo en su lugar. Pero si lo ha recibido, debe enseñarle a vestirse. En cuanto a la mujer, la Palabra nos confirma que debe vestirse de manera descendente y que no debe adornarse con trenzas ni perlas (está claro). Con el Espíritu Santo entendemos que cualquier cosa que se haga para agradar o que pueda ser motivo de escándalo o caída para otros o para nosotros, no es de Dios. Debemos estar atentos constantemente a todas las cosas (esto es una guerra), y si el deseo de agradar se afianza entonces no estás en Dios, si eres un escándalo para un hermano (hermana) o eres una ocasión de caída (tentación ) para él (ella), no estás actuando según la caridad de Dios, no estás en Cristo al hacer esto.

Cuando estamos afuera debemos pasar desapercibidos, ser discretos y no al revés. Si hablas con alguien y estás sucio, y hueles mal, le costará escucharte, más bien pensarán que estás sucio y hueles mal. Si eres guapa y hablas con alguien, le costará escucharte, se centrará en tu belleza y no te escuchará con atención. Pero si eres sencillo, discreto, limpio y hablas con alguien, te escucharán con más atención. No se trata de llamar la atención sobre nosotros, sino de disminuir para que el Nombre de Jesús pueda aumentar. Todo lo que se pega a la piel (ropa que muestra más o menos las formas del cuerpo) es un escándalo y una ocasión para caer, no agrada a Dios y no se le puede agradar vistiendo así, HOMBRES Y MUJERES. Muestra tu cuerpo, etc., si no es para agradar, ¿por qué? Debes dejar de mentirte a ti mismo y mentir a los demás, eres oportunidades de caída y escándalo al hacer esto y debes arrepentirte absolutamente por tu bien y el de los demás, porque está escrito ¡ay de aquellos por quienes llega la caída y el escándalo! .

Así que tengamos modestia en este mundo para no atraernos la condenación. No seamos asesinos de cristianos derribándolos, porque ningún asesino entrará en el Reino de Dios. Esconde tus piernas, glúteos, hombros ... porque de lo contrario no podrás agradar al Santo Dios, seas hombre o mujer. No glorifiquemos la carne, sino glorifiquemos a nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
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